“... antes los hombres podían dividirse, sencillamente, en sabios e ignorantes, en más o menos sabios y más o menos ignorantes. Pero el especialista no puede ser subsumido bajo ninguna de esas dos categorías. No es un sabio, porque ignora formalmente lo que no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es un “hombre de ciencia” y conoce muy bien su porciúnculo de universo. Habremos de decir que es un sabio‑ignorante, cosa sobremanera grave, pues significa que es un señor el cual se comportará en todas las cuestiones que ignora, no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es un sabio...Al especializarlo, la civilización le ha hecho hermético y satisfecho dentro de su limitación”.
ORTEGA Y GASSET, José. La rebelión de las masas. Madrid, Ed. Revista de Occidente, 1930.
A final de cuentas todos somos un poco de ello, y quien tiene el conocimiento total?
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